Prólogo
Todo comenzó cuando recibí un misterioso mensaje anónimo, a través de una dirección de correo electrónico que al parecer ya no existe.
En dicho mensaje, un desconocido relataba cómo un manuscrito había llegado a sus manos de manera insólita. Afirmaba que desde entonces nunca se lo había mostrado a nadie. Pero lo más raro del asunto era su firme convicción de que dicho manuscrito estaba, por alguna razón inexplicable, relacionado con un relato corto que yo había escrito pocos años atrás.
Antes de continuar haré un inciso, para dar a conocer el contenido del mensaje en cuestión:
«Asunto: Manuscrito del Sol Rojo
Fecha: Sun, 17 Aug 2014 01:54:25 +0200
De: U26050d4n
Para: Ricardo Secilla
Estimado sr.,
Hace cosa de un mes descargué en mi recién estrenado libro electrónico "Susurros de otros Mundos", una obra por la que quería felicitarle a usted y a los demás escritores que participaron en ella. Debo decir que en general me gustó bastante.
Pero no es esa la razón por la que me pongo en contacto con usted, no suelo escribir a cualquier autor solo porque una historia me guste. Para serle sincero, si hubiera sido esa la razón, hubiera escogido a cualquier otro de los autores de la antología que nos ocupa.
En realidad me pongo en contacto con usted a causa de algunos pasajes de su relato "La fisura en el espejo", que han creado en mí cierta inquietud y que he leído con mucha extrañeza, no por su argumento en sí, sino por algunos nombres y hechos que se mencionan en este.
Su cuento, si es que se le puede llamar así, trajo a mi mente ciertos fantasmas del pasado que habían subsistido muy escondidos en mi memoria, sobre todo, me hizo recordar cierto manuscrito que había permanecido cerca de dos décadas encerrado en un cajón de mi escritorio.
Sin duda se preguntará cuál es el contenido de este manuscrito para que me haya puesto en contacto con usted en semejantes términos, y cómo llegó a mí.
Respecto al contenido, usted mismo podrá valorarlo, puesto que se lo entrego digitalizado, junto a este mensaje.
En cuanto a cómo llegó a mis manos, sucedió hace poco menos de veinticinco años, cuando comencé a trabajar como enfermero. No me detendré en detalles de mi vida que no vienen a cuento, ni voy a decirle en qué hospital fue, no, nada de detalles. Eso podría menoscabar el anonimato que tanto deseo (por razones que ahora no vienen a colación).
Tan solo le diré que una noche ingresó un paciente en coma, del que nadie sabía nada en absoluto. En apariencia se trataba de un vagabundo que había sufrido un accidente cerebrovascular.
La única pista que podía arrojar alguna luz sobre su identidad era una rudimentaria bolsa de viaje que habían encontrado junto a él. Estaba muy deteriorada y con unas manchas que bien podían ser sangre seca; aunque en aquellos momentos me hubiera sido imposible afirmarlo con seguridad.
A pesar de que debía ser muy joven, quizás algo menos de treinta, la suciedad de sus ropas, su barba descuidada y su aspecto desaliñado le daban la apariencia general de ser mucho mayor.
Entre una compañera y yo mismo lo desnudamos, para asearlo y vestirlo con la bata del hospital. Reparé en un raro tatuaje que representaba a una especie de dragón oriental, y que se enroscaba a lo largo de todo su brazo derecho, cubriéndolo casi por completo. También me fijé en que su cuerpo estaba, además de demacrado y mortecino, surcado por numerosas cicatrices, especialmente una enorme que le dividía el costado en dos. Era inevitable sentir curiosidad por tan extraño individuo, ¿qué clase de vida había llevado para quedar marcado así?
Para ver si había algún tipo de identificación, abrí la bolsa y curioseé en su interior. Dentro había varias mudas de ropa muy raída. En el fondo encontré un libro de aspecto antiguo, algo estropeado y que parecía de fabricación manual. Lo cogí con sumo cuidado y lo ojeé, comprobando que era una especie de diario escrito a mano. Sobre todo, me intrigó la misteriosa y única frase que aparecía en la primera página: «Desde el otro lado de la fisura, a través del espejo, se filtraba la luz roja de Víndex»
¡He aquí la primera similitud con su relato! Aunque no la más asombrosa. Aunque para no perder el hilo voy a seguir contándole lo que ocurrió:
Aquel individuo permaneció en coma durante varios días, nadie lo reclamó y no había nada en él o en sus pertenencias que permitiera una fácil identificación.
Un día despertó. Yo no estaba en el turno en que sucedió, pero según contó el compañero que estaba de guardia, ese día lo reclamaron unos tipos muy siniestros y elegantes, vestidos con trajes negros. Cuando llegaron a la habitación, él había desaparecido. Al parecer, unos minutos antes, había despertado de manera violenta, huyendo y derribando a todos los que se interpusieron en su camino.
Nada volví a saber de él, aunque conservé en secreto aquel manuscrito, a la espera de alguna ocasión para devolverlo a su legítimo dueño.
Han pasado muchos años y no ha sido hasta hoy, después de leer su relato, que, como le he indicado antes, he visto las misteriosas coincidencias entre ambas historias, con respecto a algunos nombres y hechos.
Y ahora es inevitable hacer la pregunta: ¿Existe alguna relación entre aquel individuo y usted? ¿Escuchó alguno de los nombres, coincidentes entre el manuscrito y su relato, de alguien que pudiera tener alguna relación con dicho individuo?
Como ya le he dicho, he adjuntado a este correo el manuscrito, para que usted saque sus propias conclusiones. Por mi parte le cedo por completo el derecho a darlo a conocer, o a publicarlo, siempre que mi nombre, o cualquier pista que conduzca hacia mí, no sea revelado.
Siendo usted un completo desconocido, sepa que le he mostrado algo que nunca había enseñado a nadie. Quizás todo se deba a una casualidad, pero insisto en que los puntos en común de su relato con el manuscrito me han llamado la atención muy poderosamente.
Si no es una casualidad significa que usted sabe algo de todo esto, o que ha tenido conocimiento de la historia de este escrito por cualquier otra vía. De ser esto último le agradecería que me lo aclarara.
Atentamente,»
El final del mensaje es una pregunta directa a la que debo responder que, hasta donde yo sé, debería de tratarse de una casualidad. Además, los puntos de contacto entre el manuscrito y el relato corto al que se refiere, La Fisura en el Espejo, son muy tenues. Aparte de coincidir algunos nombres y hechos, es evidente que se trata de dos historias completamente independientes.
La Fisura en el Espejo es un relato corto que vio la luz a finales de 2.010. Para mí tuvo una gran importancia a nivel personal, ya que fue la primera de mis creaciones que di a conocer al público. Apareció en la desaparecida compilación de relatos del primer concurso de Ciencia ficción de Zonaereader, y actualmente está disponible en la antología "Susurros de otros Mundos".
La creación de La Fisura en el Espejo fue casual, algo que ni siquiera me había planteado en un principio. Lo escribí en poco menos de una semana, inspirándome en una serie de sueños muy curiosos que tuve durante aquella época. Eran tiempos en los que yo experimentaba con cierta frecuencia en el mundo onírico, con el afán de tomar conciencia y control sobre mis sueños.
En realidad no tengo claro de si todo esto es algún tipo de broma, o si se trata de una tremenda coincidencia. Aunque, de ser una broma, sería absurdo tomarse la molestia de escribir algo tan extenso para al final permanecer en el anonimato.
El correo, tal como decía el mensaje, traía un adjunto: un documento escaneado, que resultó ser un manuscrito redactado con una letra extraña, a la vez que elegante y clara. Me ha llevado años transcribirlo, no por difícil de entender, sino por falta de tiempo.
He respetado su contenido de manera casi textual, aunque lo he novelizado, dividiéndolo en capítulos y convirtiendo en diálogos algunos pasajes que a mi parecer eran demasiado farragosos. Todo esto con el único fin de facilitar su lectura.
Y ahora, sin más dilación, doy paso al resultado de este trabajo, para que cada cual saque sus propias conclusiones.
El Manuscrito del Sol Rojo
Desde el otro lado de la fisura, a través del espejo, se filtraba la luz roja de Víndex.
Sijha.
¿Llegará alguna vez alguien a leer esto? Desde luego es poco menos que imposible que algún conocido llegue a hacerlo, ya que ni siquiera tengo conocidos: mi elección ha sido la soledad y, dentro de lo posible, el aislamiento. Creo que, según el cómputo de tiempo de este mundo, llevo perdido más de tres años.
Mi nombre es Tasdan y soy un vagabundo, o más bien un náufrago. Así que se podría considerar esto como un mensaje en una botella, salvo por el hecho de que no tengo ningún medio de lanzar la botella, ni por lo tanto posibilidades de ser rescatado.
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