Al principio pensé que esta luz roja que lo envuelve todo me volvería loca, pero creo que al fin mis ojos se están acostumbrando.
Suerte que al menos no estoy sola.
No parece que haya más seres humanos que él y yo, y él ya sabe lo que pasó. Aun así, en el remoto caso de que esto llegue a otras manos, me presentaré:
Me llamo Silvia, y hasta hace poco era una tía muy normal, con problemas que ahora recuerdo con nostalgia. No se puede decir que fuera muy fuerte, de hecho era más bien menudita y de aspecto frágil, y digo «era», porque poco me parezco a lo que era, aunque suene a juego de palabras.
Recuerdo el día en que todo ocurrió como si hubieran pasado años, aunque quizás solo hayan transcurrido unas semanas, o puede que unos meses.